En cumplimiento a la orden de un juez federal, el gobierno mexicano dará marcha atrás al rediseño del espacio aéreo que opera desde el 25 de marzo en el Valle de México –y que es pilar en la operación conjunta de los aeropuertos de la Ciudad de México, Santa Lucía y Toluca–, así que volverá a las rutas previas, informaron directivos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
A pesar de que la resolución –en atención a la solicitud de amparo de una ciudadana– dicta la suspensión inmediata del nuevo diseño del espacio aéreo por considerar que afecta el medio ambiente sano, tomará alrededor de tres meses cumplir con la medida. Se deben volver a capacitar a todos los operadores que vuelen al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y renviar manuales y cartas de navegación, explicó Víctor Hernández Sandoval, director general de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam).
Un juez federal ordenó el sábado pasado la suspensión inmediata de “la ejecución del rediseño del Espacio Aéreo del Valle de México” que forma parte de los requerimientos para la operación del Aeropuerto Felipe Ángeles, toda vez que de manera inicial considera que se afecta el medio ambiente sano. Lo anterior a partir de una solicitud de amparo de una ciudadana que ha señalado que el cambio de rutas genera daño al medio ambiente y a la salud de su familia.
Román García Álvarez, titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la dependencia, expresó ayer que el gobierno federal está obligado a acatar, pero “llevará su tiempo (…) técnicamente estamos impedidos para dar cumplimiento de un día para otro”. Seneam y la SCT tienen 48 horas a partir de que fueron notificados –que de acuerdo con el litigante iniciaron el 26 de abril– para responder al juez sobre el cumplimiento, pero también se está afinando una estrategia jurídica para “defender los actos de la secretaría”.
Todo lleva a la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la opción de ampliar la capacidad aeroportuaria del país con Santa Lucía. Al rediseño del espacio aéreo –que empezó a operar en marzo para la Ciudad de México con base en la Navegación Basada en la Performance (PBN, por sus siglas en inglés)– se incorporarían las rutas del aeropuerto Felipe Ángeles, que es construido en Santa Lucía. No obstante, vecinos de la zona surponiente de la Ciudad de México denuncian altos niveles de ruido.
Carlos Antonio Rodríguez Munguía, titular de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), explicó que se priorizó la seguridad y no se hicieron estudios ambientales para el diseño del espacio aéreo, dado que la norma no lo contempla. Ya instaladas las nuevas rutas aéreas, la Aeropuertos y Servicios Auxiliares, Seneam y el Servicio Meteorológico Nacional realizan mediciones para ver que los niveles de ruido se apeguen a la normatividad internacional.
Carlos Morán Moguel, subsecretario de Transportes, recalcó que en el diseño del nuevo espacio aéreo, hecho con la empresa NavBleu, las “operaciones son sin mácula alguna”; acusó que se ha tergiversado información sobre presuntos riesgos de seguridad asociados a la operación de las nuevas rutas. Para respaldarlo, le acompañaron representantes de la Viva Aerobus, Aeroméxico y Volaris.
Dando su espaldarazo al nuevo diseño del espacio aéreo, además de directivos de operaciones y seguridad de las tres aerolíneas, se encontraron Cuitláhuac Gutiérrez, representante de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y Luis Noriega Benet, presidente de la Cámara Nacional de Aerotransportes.
“Este no es un capricho. El que nos encontremos ahora con un sistema de tres aeropuertos es producto de un análisis bien profundo”, recalcó Morán Moguel. “Estamos conscientes que hay afectaciones de ruido” a poblaciones que no los habían tenido, pero, sostuvo, son sonido “tolerables”, que “no afectan la salud”. También confió en que más adelante se harán aviones menos ruidosos, dado que el nuevo espacio aéreo puede soportar operaciones unos 50 años más.
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