Hasta el fin de semana que pasó, la SEP había identificado tres casos de Covid-19 en la CDMX en alumnos de escuelas públicas.

Pese a que las autoridades educativas han dicho que existen las condiciones para el retorno a las aulas en el Valle de México, padres de familia y maestros dudan en que existan las condiciones necesarias de prevención de contagios de Covid-19 para que los menores acudan a clases presenciales.

“Las maestras ya están listas para dar clases, pero nosotros no, al menos no en nuestro caso. A lo mejor hasta que pierda el año, pero no vamos a arriesgar su vida”, argumentó la señora Dolores, abuela de la pequeña Aisha de 5 años y quien cursa el preescolar en la escuela Profesor Enrique Laubscher, de la alcaldía Azcapotzalco. 

Ella, al igual que familiares de otros menores coinciden en mostrar su preocupación sobre el tema, ya que argumentan que el convivir con otros niños se traduce en un mayor riesgo de contagio, además de que no existe la infraestructura necesaria en los planteles educativos para implementar las medidas sanitarias básicas, situación que, dicen, ha sido externada por los propios docentes.

“Para regresar hubo una encuesta y muchos papás no quisieron (…) además los niños no suelen tener las precauciones de higiene necesaria, son niños, y en caso de que en sus casas alguien tuviera Covid, ellos pueden contagiar a sus compañeros».

Por eso, por medio de la encuesta, se acordó que no íbamos a mandar a los niños, no los vamos a exponer a que les dé coronavirus y se nos mueran”, agregó Dolores, quien todos los días se encarga del cuidado de su nieta desde su pollería ubicada en un mercado de la zona.

Aunque desde hace semanas las autoridades directivas de los planteles de la capital ya se alistaban para el regreso a clases en los salones, lugares que debieron ser limpiados y sanitizados por los propios padres de familia, el consenso de la gran mayoría fue seguir con las clases en línea y por medio de aplicaciones.

En el caso de Emily, quien cursa segundo de primaria en la escuela Nuevo León en la colonia Clavería, en la CDMX, su abuela, Judith Peña, reconoció que, aunque este plantel educativo se encuentra preparado, ya que en mayo pasado fue limpiado por grupos de al menos cinco padres de familia por salón, los cuales debieron lavar a fondo paredes, ventanas, pisos, así como el mobiliario, no se siente con la seguridad de mandar a su nieta a la escuela.

Lo cual, dijo, fue respaldado por más de 350 padres de familia que decidieron por medio de una encuesta, no presentar a sus hijos el pasado 7 de junio. Sin embargo, añadió que, aunque otros 106 tutores sí estaban de acuerdo con el regreso, la escuela decidió finalmente, derivado de la encuesta aplicada al personal docente y personal de apoyo a la educación, concluir el ciclo escolar 2020-2021 a distancia. 

Docentes, inconformes

Pedro Hernández Morales, líder de la sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), destacó que luego de acordar entre los docentes pertenecientes a esta sección, no regresar a los planteles debido a que en estos momentos no hay las condiciones básicas de infraestructura y de salud, ello no significa que se nieguen a regresar a clases presenciales.

Hasta este momento no hemos tenido un diálogo directo, hemos hecho público la posición que tenemos sobre este tema y seguiremos en espera de poder sentarnos con las autoridades locales y federales de la SEP (Secretaría de Educación Pública)”, expresó.

La líder de la CNTE agregó que luego de 14 meses de estar cerradas las escuelas, han encontrado planteles “no solo sucios, sino con un deterioro en instalaciones como la red de sanitaria, energía eléctrica, conectividad a internet, además de un problema de alrededor de 200 escuelas que fueron vandalizadas”.

Mientras tanto, maestros del área metropolitana entrevistados por El Economista, tanto del sector público como privado, reconocieron que algunas instituciones de paga obligan a los docentes a acudir los centros de trabajo.

“Una capacitación como tal para el regreso a clases no la hubo, las reuniones han sido dos. Nos dijeron que teníamos que regresar porque eran órdenes de supervisión y a su vez ésta tenía instrucciones de más arriba. El regreso iba a ser voluntario para los alumnos, pero no para los profesores”, manifestó Josefina, una docente de nivel medio superior de una escuela privada de la zona de Aragón, en la CDMX, quien pidió que su verdadero nombre se mantuviera en anonimato.

Para el regreso a clases, los planteles educativos han insistido que será de manera voluntaria por lo que los alumnos que asistan los padres de familia deberán firmar una responsiva. Aunque también se deberán tomar medidas extra como tener mucha atención con la higiene a través de insumos que deberán ser proporcionados por los propios padres de familia, como lo son: tapete sanitizante; galón de gel antibacterial; galón de jabón líquido para manos; caja de cubrebocas (100 pzas); caja de toallas húmedas, entre otras cosas.

Además de que los niños deben presentarse con cubrebocas (cambio diario); careta; gel desinfectante personal; jabón líquido personal; cabello recogido, uñas cortas y un almuerzo obligatorio.

Ante dudas, certificación

Ante los temores por parte de los padres de familia, algunas instituciones de educación privada en el país han recurrido a empresas certificadoras para garantizar que se cumplen con las medidas de prevención de contagios de Covid-19 al interior de los planteles.

Alfredo Villar Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Escuelas Particulares y la Asociación Nacional para el Fomento Educativo (ANEP-ANFE) explicó que con estas certificaciones se trata de ir “protocolizando” aún más el regreso a clases y sirve para dar garantías tanto a las autoridades de salud y educativa como a los padres de familia.

La certificación se concentra en varios puntos, como verificación de los protocolos de acceso con filtro sanitario, medición de temperatura, control de visitas o proveedores. Se revisa el programa de capacitación para prevenir y evitar cadenas de contagio y contar con zonas específicas para tratar posibles contagios dentro de la institución, denominada zona gris.